El color es el eje narrativo y el objeto de exploración que nos reúne en la Pintura. Nuestro trabajo se enmarca en el campo de la abstracción o de la pintura geométrica, siendo conscientes del legado de los movimientos modernos del siglo XX, su poética y adecuaciones. Nos reconocemos y producimos en esa dirección, intentando nuevas perspectivas. Por ello, entendemos la pintura como un espacio de reflexión que interpela y discute consigo misma. Nuestra obra se caracteriza por una factura de tipo plana y bordes netos, para enfatizar cualidades óptico perceptivas del color. 

Comprendemos el color como una relación de proximidad, de reciprocidad o de indiferencia, como un hecho esencialmente perceptivo que nace de esa “interacción”, revelándonos su condición cambiante. Pero entendemos también que el color es estructura, interviene sobre el sentido, desarrollando forma y contenido. Así, conjuntos de colores, hacen posible lecturas, provocando tensiones y estableciendo las direcciones en las que el ojo debe moverse. El color es una construcción cultural que multiplica e induce las formas de ver. 

Experimentamos en series y cada una representa una dimensión temporal, un ritmo que se despliega, un proceso para validar ideas y conceptos que organizan una obra. Porque es en la serie, es decir, en esa duración, donde la pintura encuentra el intervalo; «una imagen dentro de otra». Así aparecen repeticiones o fragmentos que integran una misma obra, en donde cada una es parte de una secuencia mayor.