Dolores González Soria: El color como punto de partida

En el lenguaje quien habla, no es el autor.

Roland Barthes

Hay en la obra de Dolores González Soria una condición muy propia de la abstracción, que es su aparente falta de relación con el mundo exterior. En este sentido podemos sospechar, que existe un deseo implícito de cuestionar la representación, apelando a sus propios recursos interiores. Donde la investigación, si es que la hay, tiene que ver con el poder del color liberado de las exigencias del objeto. Como si la pintura fuese la expresión de un sentimiento, de un pensamiento subjetivo, o de una experiencia sensorial. Lejos de predicar en el desierto de las ideas, la artista se desliza en diagonal. Reconstruyendo espacios ilusorios, que funcionan como juego de espejos, como quien conduce la mirada cómplice del espectador, hacia recintos que sólo existen, fuera del ámbito de la imposición de lo real.

Blanca María Monzón / Curadora